EL CATARISMO Y LOS CATAROS EN LAS TIERRA DE OCCITANIA.

domenica 10 febbraio 2008

EL CATARISMO:Su mensaje de Revelación y de Salvación

La situación que plantea el catarismo podría parecer como bloqueada: por un lado, el principio del bien y del Ser fuera del tiempo, fuera del mundo visible, en el mundo luminoso y infinito de los espíritus buenos, en la eternidad; por el otro, el mundo visible y temporal, del que el principio maligno es el príncipe ordenador, donde las almas de los hombres, de encarnación en encarnación, duermen en la materia corruptible indefinidamente renovada y en el olvido de su origen divino.

Pero Dios en su amor infinito, no permanece inmóvil en su mundo de luz. Tiene "piedad de su pueblo" y interviene en un mundo que no es el suyo "mediante el advenimiento de su hijo Jesucristo". Dios hizo transmitir a su "pueblo en el exilio" el mensaje de la revelación y de la salvación destinado a "liberarlo del mal". Y el Cristo, enviado por Dios, apareció en este mundo y predicó el reino de su Padre, recordando a las almas adormecidas su patria celestial.

Para los cátaros, no fue para redimir el pecado original mediante su sacrificio y su muerte en la cruz, que el hijo de Dios había venido a este mundo. Jesús habría venido para enseñar a los hombres, después de haberles recordado que su reino no era de este mundo, los gestos libertadores que les podían volver a la eternidad y librarles del mal y del tiempo.

Este gesto salvador que el Cristo había venido a transmitir a sus apóstoles y a los que había pedido que lo hicieran con las enseñanzas que Él les había dado, era el sacramento del bautismo por imposición de manos y del espiritu, el bautismo por el fuego y no por el agua, el consolamentum de los Buenos Hombres occitanos.

La iglesia católica había construído su dogmatismo, alrededor de Cristo, el redentor, y alrededor de su cuerpo martirizado. Este sacrificio se repite incansablemente durante la eucaristía y al finalizar la misa: misterio de transubstantación el pan se convierte en cuerpo, el vino se convierte en sangre: sufrimiento, muerte y vida.

Para los cátaros, el pan no se convirtió nunca en carne, el vino no representó nunca el papel, horripilante, de la sangre vertida: no será con la perpetuación del sufrimiento y de la muerte que se podrá suprimir, acabar con el mal, sinó multiplicando el Espiritu en este mundo.

"Entonces les imponían las manos y recibían el Espiritu Santo"
(Fets 8,17).

Cristianismo sin cruz, cristianismo sin eucaristía, ..., la religión cátara es pues, ámpliamente doceta: Hijo de Dios, emanación de Dios, Ángel de Dios, fue bajo la apariencia de hombre y no en la realidad de su carne, que el Cristo fue enviado a este mundo maligno, solamente fue en apariencia que murió en la cruz. Ninguna gota de su sangre, ni humana ni divina, fue derramada, ninguna carne fue dañada ni conducida a la muerte. El Hijo de Dios no podía morir -ya que el principio maligno es el príncipe de la muerte-, pero lo que sí podía hacer era sufrir.

http://www.xtec.es/~apalau12/doctcas2.htm

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