LAS TIERRA DE OCCITANIA

EL CATARISMO Y LOS CATAROS EN LAS TIERRA DE OCCITANIA.

domenica 10 febbraio 2008

EL CATARISMO:Los Personajes de la Cruzada

Gregorio VII. (Reforma gregoriana)

Intento de restauración del espiritu religioso, realizado de una manera decisiva por el papa Gregorio VII, durante la segunda mitad del siglo XI.
Hizo condenar la simonía, la compraventa de los beneficios, el concubinato de los clérigos, la relajación de sus costumbres,..., aunque el efecto más visible de la misma, fue la reglamentación del matrimonio.



Pedro de Castelnau

Monje de la abadía cistercense de Fontfreda, fue el legado que el papa Inocencio III envió para combatir la herejía cátara (1203). Fracasó en su misión ante Ramon VI, conde de Tolosa, al que llegó a excomulgar.
Fue asesinado en San Geli, y se acusó al conde de Tolosa (1208) de haber ordenado o inspirado el crimen. Inocencio III le excomulgó de nuevo e hizo predicar una cruzada contra los albigenses.


Arnaud Amaury

Antiguo abad de Cîteaux, legado pontifical de Inocencio III en Occitania, desafortunado polemista anticátaro, fue la cabeza espiritual de la cruzada. Arzobispo y duque de Narbona, Arnaud-Amaury es un claro ejemplo de la poca definición que había en aquellos años entre los poderes temporal y espiritual. Su posición como duque de Narbona, le había ocasionado varias veces, llegar a situaciones conflictivas con el conde de Tolosa.
De hecho, utilizará y abusará de su poder. Su carácter conflictivo y sus intereses personales, traerán consigo que incluso llegue a excomulgar a Simón de Monfort!!!, por la disputa del ducado de Narbona que había pertenecido a los Tolosa.
La «Chanson de la Croisade», le atribuye la terrible frase "Matad-los a todos, que Dios ya reconocerá a los suyos ..." en el momento del asedio y posterior matanza de Béziers, durante el verano de 1209.
Realidad o no, esta cita es una clara demostración, del fanatismo exacerbado de algunos de los altos dirigentes de la cruzada.


Simón de Montfort

Noble francés (c. 1150-Tolosa 1218), Conde de Leicester por parte materna. Participó en la cuarta cruzada (1199), pero rehusó aceptar las intrigas de los venecianos y se dirigió a Palestina.
En 1209 fue elegido caudillo de la cruzada que se organizó en Francia, a instancias de Inocencio III, para luchar contra los albigenses.
Después de tomar Béziers y Carcassona (juliol-agost de 1209), el Papa le concedió el señorío de estos dominios (que pertenecían a la Corona de Aragón).
Simón intentó que Pedro el Católico (que gabía acudido a Carcassona con la intención que la capitulación se llevara a cabo en las mejores condiciones) le reconociera estas posesiones, pero el rey se negó. Solo aceptó al ver que el poder de Montfort, aliado con el rey de Francia, aumentaba y amenazaba en convertirse en un peligro para sus estados; entonces negoció con él (27 de enero de 1211) el matrimonio del futuro Jaime I con la hija de aquél, y le entregó en prenda al infante de tres años de edad.
Con este rehén, Simón creyó imposibilitar al rey aragonés el tomar partido contra él en favor de los albigenses. Pero no fue así, y dos años más tarde Pedro el Católico fue vencido y muerto por el de Montfort (Muret, 12 de septiembre de 1213), que entró en Tolosa al frente del ejército cruzado.
Poco después (Narbona, 1214), Inocencio III obligó a Montfort a entregar a Jaime I a los barones catalanes. Pero, al año siguiente, el concilio de Letrán desposeyó a Ramon VI de Tolosa y a su hijo de su patrimonio languedociano, que el papa concedió a Simón; éste tomó los títulos de conde de Tolosa, vizconde de Béziers y Carcassona y duque de Narbona.
Simón y Arnau Almaric, entraron en conflicto por el ducado de Narbona, que había pertenecido a los Tolosa, y que ellos se disputaban. Arnau Almaric excomulgó a Montfort, pero en 1216, el rey de Francia, acceptó de éste el vasallaje de los territorios que había conquistado, legitimando deaesta manera la situación.
A la muerte de Inocencio III, Ramon VI y su hijo reconquistaron el país con la ayuda de las poblaciones (1216-1217) y del ejército catalano-aragonés, que tuvo que retirarse ante las amenazas de excomunión y de cruzada por parte de Honorio III.
El resultado del alzamiento popular al lado de los Ramon - el joven conde, victorioso en Provença se había reunido con su padre en la ciudad-, fue la muerte de Montfort de una pedrada, cuando se cumplían ya diez meses de sitio en Tolosa, el 25 de junio de 1218.


Pedro el Católico (I de Cataluña y II de Aragón)

Hijo primogénito de Alfonso el Casto y de Sancha de Castilla. Su reinado se inició el año 1196, bajo la tutela de su madre, con la que tuvo importantes desavenencias.
Desde el principio manifestó una constante preocupación por los problemas de la Cataluña pirinaica y de Occitania. Como resultado de esta orientación occitana, se casó con María, heredera de Montpelier (1204). Fruto de este matrimonio nacería Jaume I (1208), y aunque posteriormente quiso anular dicho matrimonio, siempre se encontró con la negativa de Inocencio III. Esta intervención en los asuntos occitanos, aumentaron al casarse su hermana Leonor, con el conde Ramon VI de Tolosa (1204)
Los problemas relacionados con la propagación de la herejía cátara en sus territorios, provocarán que el año 1204 tenga que trasladarse a Roma, para ser coronado y al mismo tiempo renovar su juramento de vasallaje a Inocencio III.
Al lado de Alfonso VIII de Castilla, y Sancho VII de Navarra, participó en la cruzada contra los almohades, que acabó con la victoria de las Navas de Tolosa (1212).
La organización de la cruzada albigense, que solamente beneficiaba las ambiciones de la monarquía francesa (1208), y el posterior ataque a Béziers, Carcassona (1209), y Tolosa (1211), vasallos de Pedro de Aragón, provocaran su intervención, a pesar de la amenaza de excomunión lanzada por la Santa Sede.
Después de infructuosas negociaciones, el rey desafia a Simó de Montfort ( al que en 1211, había entregado su hijo como aval). El 27 de enero de 1213 visitará Tolosa, y todos, Ramon VI y su hijo, los cónsules, el conde de Foix, el conde de Comenge, le rendirán homenaje. Rey de Aragón y conde de Barcelona, Pedro sería a partir de ese momento, el soberano de todos los condados del norte de los Pirineos sobre los que, desde hacía años, el rey de Francia ya no tenía recursos para hacer prevalecer sus antiguos derechos.
Sin embargo, el 13 de setiembre de 1213, en la llanura de Muret, al sur de Tolosa, Pedro de Aragón fue vencido y muerto por los cruzados. Montfort entró en Tolosa y con esta derrota se terminaron casi definitavamente las aspiraciones ultrapirinaícas de la corona de Aragón, a favor de las de la Monarquía francesa.
La fastuosidad de su corte (concorrida por juglares y poetas) y su política belicosa, trajeron como consecuencia la bancarrota del erario real.


Jaime I El Conquistador

Nació en Montpelier el año 1208. Rey de Aragón (1213-1276), hijo y sucesor de Pedro I y de María de Montpelier. A los tres años, su padre le entregó como rehén a Simón de Montfort, que le retendrá en Carcassona hasta 1213.
Logrará el ansiado sueño de la conquista de Mallorca (1229-1230). Menorca continuará como feudataria, en poder de los musulmanes hasta el año 1286. Ibiza será conquistada en 1235. El año 1238 logrará conquistar la ciudad de Valencia, y pocos años después Xátiva y Biar.
La vecindad con los castellanos en tierras levantinas, dará lugar a la firma del tratado de Almizra (1244), aunque Jaime I colaborará también en la conquista de Murcia por Alfonso X el Sabio (1266).
La continuidad de la presencia de una masa de población musulmana después de la conquista provocó que Jaime I, tuviera que hacer frente a diferentes revueltas, que se prolongaron hasta su muerte y no finalizaron hasta el reinado de su hijo, Pedro el Grande (1277).
La muerte del último conde provenzal de linaje catalan, fue la causa de la intervención de Jaime I en la Provenza, però Luis IX de Francia le obligará a aceptar el tratado de Corbeil (1258), por el que renunciaba a las posesiones occitanas. Solamente se conservaron la ciudad de Montpelier y los derechos no reconocidos sobre el condado de Carlat.


Santo Domingo de Guzmán (dominico)

Domingo de Guzmán (Caleruela, Burgos, 1170-Bolonia 1221). Descendiente de la antigua familia castellana de los Guzmán, fue Canónico regular de Osma, y el año 1203 tuvo que acompañar a su obispo, Diego de Acevedo, en una embajada por el norte de Europa.
El año 1206, y cuando regresaban del viaje - después de haberse desviado para visitae el Vaticano -, se encontraron en Montpelier, con los legados del papa Inocencio III: Pedro de Castelnau y Raúl de Fontfreda, desanimados per no haber podido detener el avance de la herejía. Los intentó convencer, para que adoptaran una forma más directa de vivir la predicación contra los herejes, más como hombres de Evangelio que como representantes de un poder, aunque éste fuese espiritual:
"Se presentan humildemente, con los pies descalzos, sin oro y sin plata ...En cierta manera, imitan en todo el modelo de los apóstoles..."
Obtuvo escasos resultados, a pesar de que durante el invierno del 1206-1207, fundó el monasterio de Prouille, cerca de Fanjaus. Una casa destinada a las mujeres cátaras que iban convirtiéndose al escuchar su prédica.
En 1209, no quiso asociarse a la cruzada decidida por Inocencio III, sino que insistió en su predicación pacífica frente a los herejes.
El año 1215, se reunió en Tolosa con algunos compañeros, que bajo su dirección, se habían iniciado en la vida religiosa, esperando ser predicadores como él. Después de una primera gestión realizada en Roma, durante el III concilio de Letrán en 1215, obtuvo de Honorio III, la confirmación de la fundación de la orden de los hermanos predicadores.
Desde ese momento y hasta su muerte, se dedicará en cuerpo y alma a la predicación y a la organización de su orden por Francia y España. Fue canonizado, en 1234, por Gregorio IX, y su cuerpo descansa en Bolonia.


Inocencio III

Elegido Papa el año 1198, tuvo como principal objetivo imponer su autoridad, tanto a los soberanos como a los clérigos y ejercer de esta forma una absoluta teocracia.
Intentó combatir la herejía cátara por medio de la predicación, pero después del asesinato de su legado Pedro de Castelnau, excomulgó a Ramon VI de Tolosa (1208) y ordenó la cruzada contra los albigenses, que desde el principio, degeneró en una expedición de castigo contra todo el Lenguadoc.
Combatió los abusos que se producían en relación al tema de las bulas, hizo que sus legados vigilaran regularmente las elecciones de obispos y dio ejemplo de austeridad, reduciendo el lujo del Vaticano. Apoyó el movimiento monástico y animó la fundación de las órdenes mendicantes, particularmente la que fundó Santo Domingo, y dio acogida en el seno de la Iglesia a San Francisco de Asís y sus seguidores. Murió en Roma el año 1216.


Honorio III

Papa de 1216 a 1227. Sucesor de Inocencio III - que le había nombrado cardenal (1201)-, coronó al emperador Federico II, arbitró el conflicto entre Felipe Augusto y Jaime I de Aragon.
Excomulgó al nuevo conde de Tolosa Ramon VII y al joven vizconde Trencavell, y animó al nuevo rey de Francia, Luis VIII, a dirigir y continuar la cruzada contra los albigenses.
Continuó en la línea iniciada por Innocenci III, y favoreció el desarrollo de las ordenes mendicantes (dominicos y franciscanos).
Es el autor de la "Compilatio Quinta" (Conjunto de decretales).


Gregorio IX

Nombrado papa el año 1227, excomulgó al emperador Federico II, a causa de su falsa partida para la cruzada. Habiendo ido más tarde, pero sin retractación pública, Gregorio IX relevó a los súbditos del emperador de su juramento de fidelidad (1228) e hizo invadir el reino de Sicilia (1229). A su retorno, Federico firmó con el papa la paz de San Germano (1230). Varias perturbaciones, obligaron a Gregorio IX a exiliarse y, después de la victoria imperial de Cortenuova (1237) y una nueva excomunión de Federico II (1239), se reemprendió la lucha entre Iglesia y Imperio; habiendo obtenido algunos éxitos sobre los aliados del papa e impedido la reunión de un concilio, el emperador llegó hasta las puertas de Roma, donde pudo enterarse de la muerte de Gregorio IX (1241).
Amigo de San Francisco de Asís, continuará con la ayuda al desarrollo de los ordenes mendicantes, Franciscanos y Dominicos.
El año 1233, instauró oficialmente la Inquisición en Occitania, y investirá a dominicos y franciscanos, de este "santo oficio". Su colección de Decretales, es una parte esencial del derecho canónico.



Ramon(Raimundo) VI

Conde de Tolosa desde 1194, en que sucedió a su padre Ramon V. En contradicción con la política de sus antecesores, buscó un acercamiento a la Corona de Aragón (casó en 1204, con Leonor, hermana de Pedro el Católico), por temor a las consecuencias de la herejía albigense. Apoyó a la burguesía urbana y sostuvo a sus vasallos albigenses, en alianza con los condes de Foix y de Comenges.
Fue excomulgado (1207) por Inocencio III, y después del asesinato de su legado Pedro de Castelnou (1208), lanzó la cruzada contra los albigenses, bajo la dirección de Simón de Montfort y Arnau Amalric, que se convirtió en una guerra de pillaje de los señores del Norte contra el Sur (primavera de 1209).
Entonces Ramon VI, manifestó su voluntad de someterse (viaje a Roma 1210), pero chocó siempre con la oposición de Simón de Montfort (sínodo de Letrán 1211).
La derrota y la muerte en Muret de su aliado Pedro el Católico (al que había jurado fidelidad, 1213) provocaron la caída de Tolosa, tras dos años de asedio (1215), y le obligaron a entregar sus dominios al papa y a retirarse a Inglaterra.
El concilio de Letrán (1215) decretó la desposesión de la dinastía de Tolosa en provecho de Simón de Montfort; sin embargo, la recuperación de Tolosa por un ejército catalanoprovenzal (1217) hizo posible su retorno, y conservar la ciudad, a pesar de los repetidos asaltos de Simón de Montfort.
Los fracasos de Amaury de Montfort y del príncipe Luis (1219) le permitieron recuperar casi todos sus territorios. Murió en 1222.



Felipe II Augusto

Rey de Francia desde 1180 a 1223. Luchó contra el imperio de los Plantagenet, cuyo poderío era una constante amenaza para los Capetos. Se alió a Ricardo, el futuro Corazón de León, y, aunque se enemistó con él, ambos participaron en la tercera cruzada, de la que se retiró (1191), humillado por Ricardo.
En 1202 confiscó los feudos del nuevo rey de Inglaterra Juan sin Tierra, y emprendió la conquista de Normandía, del Maine, de Anjou, de Turena y de la mayor parte de Poitou, y organizó el desembarco de su hijo en Inglaterra (1213).
Inocencio III solicitó su intervención, para desterrar la herejía (1204), pero su demostrada habilidad política, hizo que en un primer momento se frustasen los deseos del Papa. Finalmente, y después de que Inocencio III declarase "entregadas como botín" las tierras de Ramon VI, Felipe Augusto decidió intervenir, apoyando a Simón de Montfort y a los barones franceses, pero de momento y a la espera de acontecimientos favorables, no comprometerse en ningún otro aspecto.
Cuando murió (1223), era el más poderoso señor de Francia, había destruído el imperio de los Plantagenet y afianzado la autoridad de los Capetos en el reino.



Luis VIII el León

(1187-1226)Era hijo de Felipe Augusto, y había casado con Blanca de Castilla. Durante el reinado de su padre compartió de hecho el poder, y efectuó diversas operaciones contra Inglaterra, derrotó a Juan sin Tierra (1214) y llevó a cabo una expedición en 1216. Al subir al trono en 1223, solucionó la cuestión del condado de Tolosa, donde, después de la muerte de Simón de Montfort, el conde Ramon VII y los herejes intentaron de nuevo sublevarse.
En 1226 dirigió una nueva cruzada y tomó Aviñon, cuyas fortificaciones mandó destruir. Conquistó seguidamente las restantes ciudades de la región, y colocó administradores reales en Carcasona y Bellcaire, antecedente inmediato de su paso al dominio real. Murió en Auvergne, cuando regresaba de la segunda cruzada albigense (1226).


Ramon Roger Trencavell

Del linaje de los Trencavell, vizconde de Carcassona, Béziers, Albi y el Rasès.
Acusado de traición, cuando intentaba parlamentar durante el asedio que el ejército cruzado llevaba a cabo en Carcassona (1209), será encarcelado y morirá en las mazmorras de su propia ciudad, después de haberle sido arrebatados todos sus bienes y títulos nobiliarios, en nombre de la Iglesia.


Hugues del Arcis

Senescal de Carcassona, mobilizó de buen grado o por la fuerza todo el Lenguadoc oriental, para lograr el que sería el definitivo asedio a la montaña de Montsegur, en mayo de 1243.
10 meses más tarde, Pedro Roger de Mirapeis negociaba la rendición. El castillo pasó a ser propiedad de Gui II, mariscal de Levis, que había sido colaborador de Simón de Montfort.


Guilhabert de Castres

Obispo cátaro de Tolosa, viajero incansable, fue uno de los más pretigiosos perfectos occitanos.
A partir de 1232, es acogido por Ramon de Perella y busca refugio en Montsegur, lugar que desde ese momento, y hasta la capitulación en 1244, se convertirá en la sede oficial de la iglesia cátara Occitana.
Desde Montsegur, Guilhabert de Castres (y después su "hijo mayor" y sucesor Bertran Martí) organizaron misiones clandestinas de predicación, con el objetivo de hacer llegar la Palabra y el consolamentum a los fieles, que mantenían sus creencias a pesar del constante peligro de la Inquisición. El mismo no dudó en arriegarse repetidas ocasiones.
Meses antes de su muerte, extremadamente viejo, recorría regularmente el Lauraguès, el Cabardès,...Murió pocos años antes del asedio y posterior capitulación de Montsegur.


Guillem Belibasta

Guillem Belibasta, el último perfecto occitano conocido, hijo de unos ricos agricultores de las Corberas, en los dominios del arzobispo de Narbona, estaba casado y era un joven padre de familia, cuando se produjo un repentino cambio en su vida.
Después de un corto noviciado, fue ordenado en Rabasten. Fue encarcelado en Carcassona, pero logró huir a tierras catalanas. Estuvo en Lérida, y trabajo en la fabricación de peines de asta para la lana y cestos de mimbre.
Fue entregado a la Inquisición por un agente doble, Arnau Sicre, que a cambio esperaba obtener el perdón de las autoridades religiosas, y poder recuperar los bienes familiares que les habían sido confiscados en el juicio a su madre.
Belibasta fue trasladado hasta Pàmias, y después a Carcassona. Finalmente, reclamado por su señor temporal, el arzobispo de Narbona, fue condenado a la hoguera en el castillo espiscopal de Vila Roja-Termenès, el año 1321.


http://www.xtec.es/~apalau12/protacas.htm

CÁTAROS Y CATARISMO EN CATALUÑA

El catarismo tuvo una importante repercusión en la sociedad catalana, sobretodo a partir de la segunda mitad del siglo XII (el primer documento que habla de una comunidad cátara catalana en el Valle de Aran, está fechado en 1167), y hasta finales del siglo XIII. Presentaba muy pocas variantes doctrinales respecto al catarismo occitano, debido principalmente, a la rigurosa jerarquización de la iglesia cátara.

Fue introducido desde Occitania siguiendo el procedimiento habitual de los cátaros, a través, sobretodo, del comercio y de la industria, principalmente la téxtil (que durante el siglo XIII dependía, en gran parte, de comerciantes occitanos), y se incrementó con la llegada de nobles occitanos cátaros, motivada por la represión religiosa en Occitania y favorecida por la corona catalanas, por la importante entrada de capital que comportaba, por los intereses derivados de la guerra contra los sarracenos y por la repoblación de los territorios conquistados.

Por otro lado, la amplitud de su difusión se explica, en parte, por las crisis sociales que implicaron en Cataluña el nacimiento de la burguesía. Los grandes señores feudales, interesados por afianzar, delante de la feudalidad eclesiástica, las posiciones logradas, eran propensos a la adopción de una doctrina que comportaba la supresión del poder temporal de la Iglesia. A pesar de ello, fue con el nacimiento y la expansión de la burgesia, cuando el catarismo consiguió una mejor adecuació a los intereses de clase, y de esta manera, en la medida que era una doctrina que no solamente no condenaba las actividades mercantiles, sino que incluso las favorecía, y que en su concepción dualista encajaba con la valoración burguesa de las dos grandes realidades sociales del momento: el mundo agrario y feudal, basado en el sentido sagrado del linaje y de la propiedad territorial, considerado por aquella como un estorbo y una representación del mal, y el mundo artesano y comerciante, que encarnaba el bien.

Las zonas más influídas por la nueva doctrina fueron el Rosellón y los valles pirinaicos, donde las grandes familias tenían importantes lazos familiares, culturals, militars y económicos con Occitania. La zona catalana pirinaica occidental llegó a ser también, refugio y centro de actividades cátaras, destacan: Andorra, la Tor de Querol, Berga, Josa, Gósol y Castellbó, ..., y un destacado grupo de los señores de estos territorios se convertiran en decididos protectores de la herejía. El catarismo se extendió hasta Barcelona, Lérida, Prades, Siurana, Arbolí, Cornudella, región de Morella y por las nuevas tierras conquistadas a los musulmanes.

La cruzada albigense, que suposo la represión por la fuerza del catarismo occitano, tuvo una gran repercusión para Cataluña: representó el final de la expansión catalana en tierras occitanas, y pasarán a formar parte del reino de Francia, a partir de la derrota sufrida por el rey Pedro I en Muret (1213), y también será el comienzo de una importante emigración que contribuirá a la conquista de tierras musulmanas y beneficiaran la expansión catalana por Italia, gracias a la imagen tolerante de Cataluña, transmitida por los cátaros refugiados principalmente en Lombardía.

En la corona catalano-aragonesa la represión de la herejía, que interesaba sobretodo a la Iglesia, estaba condicionada por sus repercusiones en la política occitana de los reyes. Alfonso el Casto y Pedro I la condenaron varias veces, seguramente para proteger a los nobles de una represión más dura; pero al final Jaime I terminará cediendo a las presiones papales que pedían con urgencia la extinción del catarismo. A mediados del siglo XIII fue establecida definitivamente la inquisición como institución, y bajo el control de los dominicos.

Las últimas reminiscencias del catarismo en el Reino de Aragón fue la comunidad de San Mateo en el Maestrazgo, dirigida por Guilhem Belibasta, que en su prolongado exilio occitano, se estableció (1315) durante seis años en Morella.

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CÁTAROS Y CATARISMO EN OCCITANIA

Las rutas que siguen las ideas para penetrar en una determinada zona, son pocas veces misteriosas, en cambio, las condiciones de su implantación, son en general menos evidentes. Los documentos y el mismo desenlace de la Historia demuestran de forma indudable, que el catarismo se propagó a través de Europa durante el período histórico de reapertura de les grande rutas comerciales, después de las invasiones y del establecimiento tanto de nuevos centros de intercambios comerciales -las Ferias-, como de nuevas técnicas financieras,por no decir bancarias. La letra de cambio, el antepasado directo del cheque y de la tarjeta de crédito, fue inventada en Tolosa durante el siglo XII.

Los principados occitanos, que formaron el marco general del desarrollo del catarismo albigense, son muy a menudo estas zonas europeas avivadas por las nuevas corrientes de intercambios comerciales y trastornadas por la misma economía monetaria. Se caracterizan igualmente por un progreso de la vida urbana, unida a la expansión económica y a la aparición de una clase burguesa de mercaderes, y también por una estructuración de las ciudades que adquieren libertades, franquicias y consulados, en detrimento de los señores feudales(Tolosa, Carcasona, Beziers, ...).
Se trata de lugares, donde el clima sociocultural y económico, favoreció la implantación del cristianismo cátaro, ya que éste se inscribirá sin dificultad aparente, en el conjunto de las clases sociales, y de una manera francamente "progresista", es decir en el sentido de la corriente económica innovadora y aportadora de futuro. Al mismo tiempo, se desarrolla un relativo despertar de la clase burguesa en relación con el sistema feudal, que es la que toma el poder en las ciudades, al menos en las zonas meridionales. Las ciudades tendrán como característica general, el hecho de ser lugares de paso y de intercambio del nuevo gran comercio internacional, a la vez que punto de proyección de una nueva cultura literaria profana (el "trovar").
Una burguesía que a finales del siglo XII, y en Occitania esencialmente,estaba en pleno apogeo político a causa de los consulados urbanos y en pleno apogeo económico al sesgo de un gran comercio internacional apoyado en las nuevas técnicas bancarias. Una clase burguesa pues,que entre otras razones, debía sentirse atraída, por una Iglesia que no tenía ninguna razón de orden metafísico ni práctico, para cubrir de oprobio el préstamo con intereses,ni asimilarlo con la usura, y que no excomulgaba de ninguna manera a los que lo practicaban (si que lo hacía la Iglesia romana, desde un decreto del 1r. concilio de Letrán, el año 1097).
Además, el rechazo por parte de la Iglesia cátara de cualquier clase de violencia institucionalizada, guerra o pena de muerte,su desprecio por cualquier jerarquía temporal y su negación de un derecho de justicia laico, no parecieron estorbar la eficacia de las prédicas cátaras entre la nobleza. No lo pareció más que la teórica igualdad en el aspecto social que fluíade los destinos de la reencarnación de un cuerpo adinerado a un cuerpo oprimido: la incitación tácita de los Buenos Hombres a los señores, que necesitaban que el diezmo eclesiástico no fuese restituído, era un argumento que comportaba que realmente no pudiesen perjudicar estos idealismos evangélicos. Y, de hecho, las relaciones que se establecieron entre la Iglesia de los Buenos Cristianos y la pequeña nobleza occitana no fueron casi nunca relaciones de interés, sino unos sólidos y fieles vínculos de fervor y de corazón.
La clase burguesa mercantil, en teoría, tenía mejores razones para adherirse al cristianismo cátaro que no las que tenía la nobleza. Para empezar, y contrariamente al clero de la Iglesia dominante,que subsistía de sus imposiciones sobre las poblaciones de sus fieles, los Buenos Hombres participaban en el mundo laboral. Su regla de vida evangélica, les obligaba a trabajar para vivir, siguiendo el ejemplo de los apóstoles, los cuales, ejercían todos algún oficio.
Convertidos en Buenos Cristianos, los antiguos caballeros ya no temen para nada "rebajarse". Caballeros que aprenden a tejer o a coser, damas importantes (como la hermana del conde de Foix), que estaban obligadas a trabajar con la rueca para poder vivir, predicadores itinerantes que se convierten en mercaderes y siguen las rutas comerciales por los burgos y las ferias. Es innegable que la sociedad religiosa cátara se abría hacia el mundo de la burguesía mercantil de manera muy natural.
Las casas cátaras, las casas de hombres y mujeres perfectas, en las ciudades y en los burgos, hacían la función de talleres,y al mismo tiempo de centros de predicación y de plegaria. Eran talleres donde se trabajaba en la elaboración de tejidos, de costura y de fabricación de diversos objetos artesanales de la vida cotidiana,desde la escudilla de madera hasta los peines de cuerno. En cuanto a los perfectos itinerantes, siempre de dos en dos, para llevar a cabo su misión de la predicación y su sacerdocio del "consolamentum", ejercerán diversos oficios, pero siempre "móviles", como médicos, carpinteros,..., aunque algunas veces podían contratarse como obreros agrícolas en tierras laicas, desempeñaban razonablemente de forma privilegiada unos oficios compatibles con su situación de caminantes. De manera natural, eran encaminados a hacerse portadores,de plaza en plaza, tanto de la Palabra del bien como de los productos procedentes de sus talleres. Contribuían así ampliamente a la financiación de su Iglesia, a la cual naturalmente también alimentaban diferentes donaciones, y sobretodo legados entregados con motivo de los "consolamentums" dispensados a los moribundos.
No obstante ser una Iglesia rica (rica por el trabajo de toda la comunidad), por las donaciones y los legados piadosos como cualquier Iglesia, y a pesar de la vida de pobreza de cada uno de sus miembros, la Iglesia cátara necesitaba dinero. Sus "bienes" no estuvieron nunca "congelados" en forma de grandes haciendas, sino que se quedaron en el mercado económico. El mundo de los negocios fue acostumbrándose a trabajar con ellos (les confiaba sumas en depósito porque de todos era conocida su integridad), y la Iglesia administró estos depósitos conjuntamente con sus propios fondos y, probablemente,sin dudar en hacerlos fructificar. Lo hicieron eso sí, de manera escrupulosa, teniendo extremo cuidado siempre en devolver los depósitos, incluso en los periodos de grave peligro, ya que el fraude en los préstamos y en las gestiones parece que figuraban en la categoria de los "pecados". De esta manera la Iglesia proporcionó unos importantes servicios, tanto a los pequeños artesanos locales como a la clase burguesa comerciante en conjunto, y se inserto
de manera generalizada dentro de la economía monetaria de la época.

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EXTERMINIO DE LA IGLESIA CÁTARA.

La institución de una Inquisición aparece por primera vez en la historia en territorio germánico el año 1231, y va dirigida contra los cátaros de Renania, la eliminación de los cuales, es confiada por el papa a Conrad de Marburg. El año 1233, en Occitania, el "Inquisitio heretice pravitatis" (función de investigación sobre la depravación herética), es instaurada oficialmente y Gregorio IX, inviste del poder de este "Santo Oficio" a dominicos y franciscanos.

La palabra Inquisición significa propiamente investigación. El procedimiento será dirigido por un verdadero tribunal, con un juez que "instruye" cada caso, interrogando bajo juramento a los testimonios aportados, con la intención de obligarles a decir toda la verdad, tanto si se trata de ellos mismos como de otras personas. La Inquisición pues, como procedimiento de investigación, exigía testigos, reclamaba listas de nombres y se basaba en el sistema de la delación. Su principal objetivo fue el exterminio de la religión cátara, mediante la eliminación de sus pastores y el desmantelamiento de las redes de solidaridad que les apoyaban.

La Inquisición era odiada, por sus métodos. Los inquisidores llegaban en los furgones del ejército de ocupación, y rápidamente se dirigía a registrar el terreno, hasta el punto, que hacía de cada habitante un sospechoso en potencia y de la Iglesia de los Buenos Cristianos, una Iglesia del desierto. Funcionó y se fue organizando lentamente, cada vez de forma más burocrática y sistemática.

El objetivo de sus investigaciones era muy simple: identificar todos los perfectos y las perfectas clandestinos, todos los ministros y pastores de la religión disidente, sacando conclusiones a partir de los testimonios y las declaraciones de los testigos. Los registros de los interrogatorios o de las deposiciones, funcionaban en este aspecto como verdaderos ficheros, en los que destacaban nombres y lugares. Cada perfecto o perfecta identificado y arrestado, era sistemáticamente "entregado al brazo secular", es decir, condenado a la hoguera si rehusaba abjurar. Si abjuraba, incurría en penas menores: la condena a las "cuatro paredes", la prisión, perpetua o no, "estricta" o no (la prisión "estricta" equivalía a una condena a muerte disimulada). Si abjuraba y aceptaba ser colaborador de la Inquisición, recobraba la libertad, quedando bajo la protección y el control del tribunal.

Sin ninguna duda la inmensa mayoría de perfectos no abjurararon, y fue de esta manera como la continuada represión selectiva, el terror generalizado y la delación erigida en sistema debido al miedo y la codicia, llevadas a cabo por la Inquisición desde 1234 a 1325, logró la total desaparición de la Iglesia cátara en Occitania. Algunos de sus miembros se refugiaron en Lombardia y Cataluña, y el resto, uno trás otro, fueron siendo eliminados por medio del fuego.

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EL CATARISMO:LA CRUZADA ALBIGENSE

El papa Inocencio III, constatando que en tierras occitanas, ninguna de las medidas de predicación ni de intimidación coercitiva, había logrado un resultado que fuese positivo, y que la herejia continuaba dando más y más argumentos al anticlericalismo endémico y activo de los señores occitanos (los derechos de la Iglesia eran humillados, violados, espoliados, los diezmos eclesiásticos ya no llegaban a las arcas de Roma, ...) y, sobretodo, que esta herejía pretendía implantarse y organizarse como una contraiglesia, en la que sus predicadores conocían el Evangelio mejor que sus propios clérigos, decidió cambiar de táctica y utilizar la violencia haciendo que se proclamara una cruzada contra los albigenses.

La primavera de 1208, y después del asesinato de su legado, Pedro de Caltelnou en San Gèli, según se dijo, por orden del conde de Tolosa, Inocencio III pronunció un anatema solemne contra Ramon VI, y declaró sus tierras "entregadas como presa". Esto era una llamada directa a la cruzada, dirigida a Felipe II Augusto, rey de Francia, así como a todos los condes, barones y caballeros de su reino. Al cabo de unos años, esta cruzada se convertirá en el pretexto que necesitaba la monarquía francesa del Norte, para poder ocupar las tierras del Sur, mucho más ricas y civilizadas. De esta manera, la cruzada se inscribe en el proceso de expansión territorial de la monarquía francesa y, en concreto, en el intento de Felipe II Augusto de reunificar el antiguo reino de los francos.

Un año más tarde, durante la primavera de 1209, el gran ejército de la cruzada, bajo el mando del legado pontificio Arnaud Amaury, abad de Citeaux, se puso en marcha hacia tierras occitanas.


En dos meses, julio y agosto, Béziers (donde los cruzados aniquilaron la práctica totalidad de la población, sin distinguir entre cátaros y no cátaros ) y Carcassona ( que también tuvo un terrible saqueo ), caeran en manos de los cruzados. Los habitantes de Carcassona se verán obligados a abandonar sus bienes y su joven vizconde Ramon Roger Trencavell, al que también habían arrebatado sus títulos, desaparecerá misteriosamente. Entretanto Simón de Monfort aprovechará la ocasión para hacerse atribuir el vizcondado de Béziers y Narbona, y para acrecentar sus bienes. Muy pronto, el titulo vacante de vizconde de Carcassona, también se otorgará a Simón de Montfort, el cual a partir de ese momento se convertirá en el jefe militar de la cruzada, cargo que desempeñará hasta su muerte en el asedio de Tolosa.

Esta situación representó un grave problema para el Rey de la Corona de Aragón Pedro el Católico. Por un lado, se veía obligado a defender a sus súbditos occitanos y a reaccionar ante una situación que ponía en peligro toda la política occitana de la Casa de Barcelona. Él mismo estaba casado con María de Montpellier. Pero en este caso, optar por la defensa de sus súbditos significaba la excomunión y la extensión de la cruzada a los dominios peninsulares de la Corona de Aragón. Por ello, Pere el Catòlic puso en juego todos los recursos posibles para conseguir una solución pacífica del problema, pero fue en vano. Finalmente, decidió oponerse a la cruzada, en cumplimiento de sus deberes feudales.

A pesar de que a principios de 1213, los condes de Tolosa, Foix y Bearn habían jurado fidelidad a Pere el Catòlic, y que finalmente se convertia en Señor de toda Occitania, haciendo realidad el proyecto político catalán de la Casa de Barcelona, el 12 de septiembre de 1213, fue derrotado y muerto en Muret por los cruzados de Simón de Montfort. Esta derrota significó el hundimiento de la política de expansión de la Corona de Aragón en Occitania y la pérdida de estos territorios que poco después pasaron a depender de la monarquía francesa.

Salvado el obstáculo que representaba la Corona de Aragón y hasta el año 1244, momento de la capitulación de Montsegur, las diferentes acciones de guerra llevadas a cabo por el ejército cruzado en diferentes etapas, traeran consigo que una detrás de otra, las ciudades y los castillos del Lenguadoc (Montreal, Fanjaus, Laurac, Saissac, Castres, Menerba, Termes, Cabares, Lavaur, Tolosa,...), vayan cayendo víctimas de duros asedios y los cátaros que residen en dichos lugares y que no han podido escapar, sean quemados vivos, en diversas hogueras colectivas.


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EL CATARISMO:Los Rituales Cátaros

Los cátaros básicamente se dividían en Perfectos (Buenos Hombres) y creyentes. Los principios estrictos eran sobretodo para los primeros, mientras que los segundos, normalmente solamente recibían "el consolamentum" antes de morir. Este rito suponía -entre otras cosas-, la admisión al grado de Perfectos.

A continuación, intentaremos ampliar el significado del rito del Consolamentum, y también otros como el Melhorament, el Service o Aparelhament y la Endura.








CONSOLAMENTUM.
Sacramento de liberación del mal, es el bautismo espiritual de Jesucristo, y desarrolla un triple papel: evidentemente el bautismo, pero también la ordenación y la extremaunción.

Suponía consagración y compromiso. El futuro cristiano recibía en primer lugar la Plegaria dominical, es decir, la facultad de dirigirse a Dios en primera persona, reconocido como uno de sus hijos, y solicitándole ser salvado del mal. A continuación su renuncia al mundo maligno, era sacralizada por la imposición de manos de los Buenos Hombres, que gritando invocaban sobre él al Espiritu Santo. Una vez bautizado, el postulante ya era cristiano o Buen cristiano. La Inquisición les llamará "perfectos" o "perfectas", en el sentido de ser ya un completo hereje (perfectus= acabado, concluido, completo.).

En el momento de realizar esta ceremonia, profesaban una serie de votos de esencia monástica: en primer lugar, el de vivir a partir de aquel momento en comunidad (o almenos con un "socius", un compañero o una compañera), también el de recitar plegaries rituales durante las hores indicadas, de día y de noche, y en ocasions concretas, y finalmente el de una doble ascesis, la de los votos de abstinencia y continencia (vida de castidad absoluta y además de los períodos de cuaresma y de ayuno ritual de pan y agua, cumplían una abstinencia total de cualquier alimento de origen animal, -con la excepción de la carne de pescado-).

El perfecto o la perfecta, se comprometían a no cometer ninguno de los pecados que el Evangelio oponía a la ley de vida de Cristo, ya que la mínima falta estaba considerada pecado irreparable. Su máxima era: el más mínimo mal se convertía en el mal entero. Este era el motivo por el cual los cristianos bautizados con el Espiritu, concentraban toda su atención en no poner en peligro el sacramento salvador que les había salvado del mal.

La muerte en estado de perfección, la muerte "consolado", era en el sentido propio de los cátaros, el mejor final hacia el que se inclinaba el alma encarnada, con toda su voluntad de bien.








MELHORAMENT. (mejoría, mejoramiento)
Cuando un creyente cátaro encontraba a unos perfectos, les saludaba de una manera muy particular: practicando "el melhorament", acto que le servía para mejorar, es decir, le hacía progresar en el camino hacia el bien. Se inclinaba profundamente tres veces delante de ellos, y las dos primeras veces pedía:

"Buen Cristiano (o Buena Dama), la bendición de Dios y la vuestra".

La tercera vez añadía:

"Señor (o Buen Cristiano o Buena Dama), rogad a Dios para que este pecador que yo soy, sea guiado hacia un buen final".









SERVICE O APARELHAMENT.
Es la práctica de una clase de penitencia pública y colectiva, en un acto de arrepentimiento de las faltas -necesariamente muy leves-, de las que se acusa una comunidad cátara o su propio anciano, delante de un representante de la jerarquía de la Iglesia.









ENDURA. (martirio directo)

Algunos creyentes cátaros, ante la angustia de ver a su Iglesia bajo la amenaza de la persecución, y obsesionados por acelerarla liberación del alma, tendían a asimilar la muerte en manos de un perfecto, con un bautismo en la Iglesia de Cristo.

Esta fue la causa que hizo que se multiplicaran, a finales del siglo XIII y principios del XIV, las prácticas que habrían motivado el origen de la leyenda, de este suicidio ritual mediante una huelga de hambre.

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EL CATARISMO:La Jerarquía en la Iglesia Cátara

La Iglesia de los Buenos Cristianos, asamblea o comunidad de fieles, que alcanzaba su salvación siguiendo una regla y siguiendo al pie de la letra los preceptos del Evangelio, tenía una ordenación interna, relacionada con la propia eclesiologia, y estaba estructurada con la intención de cumplir eficazmente con su vocación universalista: difundir la Palabra de Cristo y el Consolamentum (su sacramento salvador del bautismo espiritual).

Esta Iglesia estaba dividida en tres niveles: CREYENTES, CONSOLADOS y BUENOS CRISTIANOS.


a) El CREYENTE es el oyente, él que viene a escuchar la práctica cátara.

b) El grado de CONSOLADO es más difícil de definir. Hay el "simple consolado", es decir, el enfermo que ha recibido el sacramento de los moribundos y después ha sobrevivido, motivo por el cual, podría estar en espera de ser realmente bautizado. El "simple perfecto o perfecta", es el bautizado durante los períodos de paz y solamente tenía la potestad de decir la Plegaria, de bendecir el pan y de dar el consolamentum a los moribundos.

c) El papel realmente sacerdotal, de la predicación solemne y del oficio del bautismo del espiritu, que se otorgaba al neófito o iniciado que llevaba mucho tiempo preparándose, y que estaba destinado a entrar en los órdenes cátaros, parece haber sido reservado únicamente, a una jerarquía de BUENOS CRISTIANOS o PERFECTOS llamados ANCIANOS, DIÁCONOS o OBISPOS.

Claro está, que muy pronto, a partir de la época de les persecuciones, la diferencia entre simple perfecto, consolado o miembro de la jerarquía desapareció completamente. Entonces, el más humilde de los perfectos clandestinos, la más aislada de las perfectas de los bosques, representaban en si mismos a toda la Iglesia, y reunían en ellos todas las funciones pastorales y sacerdotales de los buenos cristianos, protegidos por un pueblo de creyentes encasillados por la burocracia inquisitorial.

La Iglesia cátara, fue en realidad la suma de un determinado número de iglesias autónomas, que en general mantenían lazos de buena amistad entre ellas. Cuando una comunidad local llegaba a ser suficientemente numerosa y influyente, ésta se organizaba como Iglesia, es decir, escogía un obispo gestor, y se otorgaba un cierto número de diáconos destinados a asegurar la predicación y la vida religiosa de las agrupaciones de los cristianos de base: LAS CASAS CÁTARAS.

Las casas cátaras y su funcionamiento interno no puede ser comparado con un monasterio o con un convento católico de su época. Ignoraban toda clausura, estaban abiertas al mundo y a la sociedad y tenían trazos de hostal y de taller. Eran sobretodo el lugar donde los ritos de la Iglesia se mantenían, y donde todo creyente sabía que podía ir a escuchar hablar de Dios y volver a sus raíces, mediante prácticas piadosas.

Hemos explicado, que la jerarquía estaba compuesta por OBISPOS, que contaban con dos coadjutores o ayudantes: un HIJO MAYOR destinado a sucederle algún día, y un HIJO MENOR llamado a convertirse en "hijo mayor" (el prestigioso Guilhabert de Castres, había sido "hijo mayor" del obispo Gaucelm).

Para hacer honor a la verdad, no hemos de imaginarnos al obispo cátaro como a los prelados católicos, residiendo en un palacio episcopal en su ciudad catedralicia. El obispo cátaro continúa siendo pobre y itinerante como todo Buen Cristiano. Se le solicita para las ceremonias y las ocasiones solemnes y, sin duda, mantiene hasta el final la función de gestor "temporal" y "financiero" de la Iglesia-comunidad. El "socius", compañero de vida y de camino del obispo, era generalmente un joven diácono formado por él.

Los DIÁCONOS, presidían prédicas y incluso ritos en la vida de las comunidades locales agrupadas en "casas". Sens ninguna duda eran ellos los que, iban a celebrar el Service o Aparelhament en cada casa cátara, organizaban las misiones de predicación y la vida itinerante de los BUENOS HOMBRES, vinculadas a su trabajo y a la comercialización de su producción artesanal.
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